Crítica a Superman (2025) por Cristian Olcina
En este nuevo reinicio del universo cinematográfico de DC
Comics, nos encontramos con una película que se siente como menos de lo mismo;
ni siquiera es más de lo mismo. La elección de reiniciar la saga de los
superhéroes de DC fue muy criticada y, en vista de los resultados, es muy
desafortunada. Desde el punto de vista artístico, probablemente no sea una
elección equivocada para vender figuras de acción, hacer promociones de
McDonald's y llevar chicos más pequeños a las salas de cine, pero en la comparación
cinematográfica, este reinicio no pedido es mucho peor que el reinicio de
Spider-Man, donde sí llegaron dos películas realmente muy buenas. En este caso,
no tenemos esa misma suerte.
La película en sí no es mala, pero tiene dos problemas: en
la comparación con la anterior película de Superman, pierde por goleada. Si nos
ponemos a comparar punto por punto, está todo mal en esta. Todas las elecciones
de cambio han sido desafortunadas: peor casting, peor historia, menos épica,
menos dramática, menos espectacular, menos artística, etcétera. Si nos vamos
específicamente a la película, podemos encontrar una cinta que engancha poco.
Quizás quien lea esta crítica pueda estar poco de acuerdo o totalmente en
desacuerdo; hay gente a la que le ha gustado, y mucho. Este no es el caso.
La película podríamos decir que es más de lo mismo en el
ambiente de los superhéroes, pero en realidad termina siendo menos de lo mismo.
Superman es un hombre deconstruido en su superioridad, y esto hace que se
pierda un poco la esencia del personaje. Superman es originalmente (y debería
serlo siempre) una figura mesiánica, es un personaje escrito por un judío que
espera al Mesías y, en ese sentido, es como un alter ego de Cristo, aunque este
Superman, más que el Cristo de La pasión de Cristo o de Jesús de Nazaret, sería
el Jesús alternativo de La última tentación de Cristo, donde se quería renovar
el personaje y humanizarlo, quitándole lo divino y, justamente, quitándole su
esencia mesiánica. En ese sentido, podríamos decir que este es un Superman
medio woke que, al tratar de modernizarlo, pierde su esencia. Pero al menos no
es mirón ni cornudo como en la otra iteración fallida de 2006. Esta faceta
queda bien en claro la película cuando empieza, con un poco de texto y menciona
que Superman ha perdido su primera batalla y se lo ve caer desde el cielo,
completamente herido, golpeado y fracturado, y su perro lo salva en una escena
que está en el tráiler y también en un adelanto del filme.
Esta obsesión por mostrar humanizada a esta figura que
debería ser mesiánica hace que, justamente, pierda no solo su esencia, sino
también su ejemplaridad, su atractivo como un modelo, como una figura a seguir,
como una figura divina, que es justamente la que buscamos en Superman.
Pareciera que James Gunn hubiera escuchado la entrevista de Chespirito donde
dice que Superman no es un verdadero héroe porque es invencible y que el
Chapulín Colorado sí lo es porque, a pesar de ser torpe y tener miedo, va con
valor, sobreponiéndose a ese miedo. Y James Gunn nos termina dando, no a
Superman, sino al Chapulín Colorado vestido de azul, lo cual puede ser muy
triste para un verdadero amante del personaje.
En cuanto a lo narrativo, la película comete un grave error,
casi de principiante, que es empezar in medias res. O sea, la película, que
debió haber durado tres horas con una hora introductoria, como lo es la primera
de 1978, ahora empieza directamente en la segunda hora. Entonces, va
directamente a la acción sin presentar los personajes. A los cinco minutos de
metraje, ya tenemos la primera lucha entre un robot manejado por Lex Luthor y
Superman. ¿Y quién es este Lex Luthor? ¿Por qué no quiere a Superman? ¿Por qué
lucha contra él? ¿Cómo sabe derrotarlo? Todas preguntas sin respuesta, ¿Y quién
es este Superman? También es otra pregunta sin respuesta, porque justamente no
han presentado a los personajes.
La introducción de una película y la presentación de los
personajes no solo sirve para responder esas preguntas, sino que también tiene
que ver con la construcción del arco dramático, o sea, de la curva de emociones
de la película, donde va empezando más tranquila y luego, entre otras cosas,
por el contraste, el clímax, que es más movido y más intenso, se destaca más.
Además, el hecho de que los personajes nos importen hace que, sobre el final,
el resultado sea mayor. Imaginémonos Titanic, por ejemplo, una película que
dura tres horas y quince minutos. Sin la primera parte de la película, sin la
primera hora donde se presentan a los personajes, en ese caso quedaría toda la
parte del hundimiento y toda la parte más de acción, con un porcentaje mucho
mayor de tiempo dentro del metraje total. Pero, ¿eso haría que Titanic sea una
película mejor? No, para nada, porque justamente nos importan los personajes
porque los vimos crecer durante esa primera hora, porque vimos sus conflictos,
porque vimos cómo sufría la chica con la madre, porque vimos cómo DiCaprio
vivía en la pobreza absoluta, porque vimos cómo se van enamorando, porque vimos
a él y a sus amigos en una fiesta abajo de la cubierta, donde estaban todos
llenos de vida. Entonces, cuando el momento de la tragedia llega, es mucho más
punzante, es mucho mayor lo que está en riesgo y por eso nos emociona más, ya
que invertimos nuestras emociones en personajes que realmente nos importan,
pero nos importan porque los vimos crecer en la introducción.
Esta película se siente como si hubiera tenido que ser una
película de tres horas, pero a Superman ahora le cortaron la primera hora y
estrenaron solo con la segunda y la tercera hora. Sería lo mismo que a Titanic
le cortaran la primera hora, y eso se siente. Los personajes nos importan
menos, están menos dibujados, menos desarrollados, no está el origen de los
mismos, lo cual también hace presuponer que uno debe tener cierto entrenamiento
en Superman, ya sea leyendo cómics o habiendo visto películas anteriores, para
tener una idea del origen. Pero como esta película nos muestra un Superman
distinto a lo habitual, como más deconstruido, justamente tiene que tener el
origen del personaje para saber cómo es así, cómo llegó a ser lo que es. Porque
si el personaje fuera igual que el de Henry Cavill y, de hecho, estuviera
protagonizado por él, con este mismo filme funcionaría muchísimo mejor, pero no
es el caso.
En cuanto a lo formal, la película hace un notable abuso de
las tomas muy cercanas, en primer plano, primerísimo primer plano o plano de
detalle, que deforman la proporción de los personajes y quedan estéticamente
más feos. Cuál es el criterio, da para debate, pero la verdad es que no
funciona tanto. Si bien es cierto que esto hace que se vea distinta a otras
películas, sobre todo a otras películas de Superman, no aporta mucho. La
fotografía también es poco jugada y es bastante luminosa en términos generales,
con una estética que no parece muy trabajada, sino más bien algo realista, sin
mucho retoque, no es estilizada.
Por otra parte, el argumento es básicamente una excusa para
generar escenas de acción. Hay un enfrentamiento claro entre Lex Luthor y
Superman, aunque no están tan claras las motivaciones de Luthor como en otras
películas. Luthor, a su vez, manipula al Estado para atrapar a Superman y, en
un momento un tanto woke, termina rescatando a Superman en vez de al revés. ¿Bajada
de línea?, quizás, es un poco sutil como para que parezca bajada de línea, pero
ciertamente es una reversión del personaje.
Por otra parte, este Superman, cuando lucha contra un
monstruo gigante, se ocupa en salvar a la gente, lo cual está bien y es
coherente con otras versiones del personaje, pero ya cuando, en medio del caos
y de la lucha contra este monstruo gigante, se toma el tiempo para salvar a una
ardilla de ser pisada, ya es el colmo de woke y nos remite al peor James Gunn,
que parece enviado por PETA, que también había hecho una enorme propaganda
antiespecista en la tercera parte de Guardianes de la Galaxia. Esa escena,
finalmente, perdió a determinados fans, y los privó de la esperanza de ver algo
nuevo, bueno, que sea fiel al personaje.
En cuanto al factor entretenimiento, el filme es más o menos
entretenido, aunque en la primera hora es difícil engancharse. Luego toma un
poco más de ritmo y acción. Los niños en la sala parecían haberse enganchado,
pero no hubo risas durante la proyección, aunque sí algunas sonrisas y alguna
carcajada aislada en algún chiste muy específico. Pero no es una película
alegre, como algunos vendían, y ciertamente no tiene el humor abierto que
tienen otras películas de Marvel o de James Gunn. No tiene el humor que
funciona muy bien en Guardianes de la Galaxia, aunque comparte su público.
En definitiva, como inicio de una nueva saga en DC, no da
muchas esperanzas. El personaje de Superman no está tan mal como en Superman
Returns, pero ciertamente es un downgrade desde el Superman anterior de Henry
Cavill. La película tiene problemas formales, tiene problemas de arco dramático
y quizás solo sea recomendable para gente que sea demasiado fanática de
Superman como para no reprobar alguna película, o para personas que no les
importa el canon de Superman y su mitología; y para niños que no entienden
tanto. Desde este espacio, la posible recomendación de Superman (2025) está tan
muerta como el planeta Krypton.
Mirá el tráiler aquí:
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