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Crítica a Lilo y Stitch por Cristian Olcina

La plata fácil para los estudios viene de las remakes Live Action de clásicos animados, ahora es el turno de Lilo y Stitch. Debajo de la foto, la crítica escrita más formal; más abajo la crítica radial, más informal, completa en los reproductores de audio solo de Spotify o Soundcloud, o de YouTube con video. Lilo y Stitch llega para vaciar las billeteras de los padres que deben llevar a sus hijos a comer pochoclo al cine, y está funcionando. Es un filme que no aporta mucho al cine, ya que es una copia del filme anterior pero con menos magia aunque con un resultado menos raro que El Rey León u otras, y definitivamente en la comparación con la triste Blancanieves o la aborrecible Sirenita, es un avance. La historia se centra en Lilo, una niña hawaiana de seis años, creativa y solitaria, que vive con su hermana mayor Nani tras la pérdida de sus padres. Nani lucha por mantener unida a su familia mientras enfrenta presiones económicas y la vigilancia de los servicios sociales, que cuestion...

Crítica a Bañeros 4: Los Rompeolas por Cristian Olcina



Bañeros 4 es un filme que parece hecho a las apuradas, con un guion improvisado, que no tiene efectividad y que es una mancha en el currículum de los actores, especialmente de Emilio Disi, que es un grande que está sumamente desaprovechado. Tiene el peor pecado de una comedia, no es graciosa. Muchas veces cuando un filme para ser gracioso es ridículo o estúpido y funciona, puede ser una buena comedia; pero si no da gracia, solo queda la ridiculez y la estupidez.

Escuchá la crítica radial completa en el reproductor debajo de la foto, o mirá el video en Youtube, más abajo.


La película nacional que abrió muy bien esta semana es Bañeros Cuatro, Los Rompeolas. A pesar del relativo éxito, está lejos de ser un gran film y es una de esas películas donde es difícil no ensañarse en la crítica. El espectador puede sentirse ofendido por la falta de cuidado del filme, como si lo hubieran hecho sin ganas y sin ningún respeto por la audiencia.

Desde la interpretación de un gran elenco, podemos observar que los actores son talentosos, pero aquí ese talento está desperdiciado por un guion bochornoso. Es un film que parece hecho para ganar dinero rápido y a las apuradas, sin importarles la calidad. Desde el principio, la película arranca mal. La presentación parece hecha en los 80 y luego viene la primera escena de acción, si se puede llamar así, donde aparecen unos ninjas con un casco ridículo que les tapa la nariz y unas espinas de acero; realmente es vergonzoso el diseño de producción. Si el diseñador ganador del Oscar Eugenio Zanetti viera esta película, le darían convulsiones.

Emilio Disi interpreta a un bañero que cuida una playa desierta y no hace nada. Luego aparece Fátima Flores, y le dice que contrate a alguien para arreglar la playa. Él llama a cuatro cocineros de Buenos Aires: interpretados por Pachu, Pablo y Freddy, y Mariano Iúdica, quienes resultan ser un desastre. Este último interpreta a un personaje que parece haber consumido cocaína antes de cada escena. Realmente, todos los personajes son estúpidos y todas las acciones que realizan son absurdas. Lo que no es estúpido, es ridículo. Una película realmente lamentable.

Muchos dirán que es una comedia. Sin embargo, el hecho de que algo sea una comedia no significa que deba ser mala; la mayoría de las comedias son buenas, incluso hay obras maestras. Algunos pueden decir que es un género estúpido, pero películas como Tonto y Retonto son ejemplos de comedias con personajes estúpidos que logran hacer reír mucho. Tonto y Retonto es efectiva, con gags graciosos, originales y sorpresivos. Cuando una comedia tiene personajes estúpidos y logra hacer reír, está bien. Pero si una película es estúpida y ridícula, y no da gracia, simplemente queda en ridiculez y estupidez; ese es el caso de Bañeros 4.

La película no da gracia, quizás el público se ría una vez en toda la película, una carcajada de dos segundos y algunas sonrisas. Esa es la diversión que la audiencia puede tener. Si uno entra a la sala de cine a ver como se divierte la gente, no solo que no va a escuchar risas, sino que el resto de la película parece un velorio. Realmente, es un robo; los responsables de la película seguramente deben saber que es un robo y saben que no es buena. Hay momentos donde no se puede creer el nivel de berretada de lo que uno ve. Tiene un mérito, eso sí, que es corta. Y así el sentimiento de pérdida del dinero a medida que avanza es menor. 

La película tiene momentos realmente ridículos. Hay un momento donde un padre le da un discurso al hijo diciéndole que tiene que hacer más cosas, que tiene que ponerse las pilas, y a continuación el chico empieza a romper todas las obras de arte que tienen en la habitación. Se supone que es gracioso que rompa cosas, pero no solo que no da gracia, sino que resulta en un efecto de incredulidad del espectador frente a semejante despropósito. El guion es lamentable.

Emilio Disi, un gran actor, está totalmente desperdiciado. Hay momentos en los que actúa como si estuviera borracho. No se sabe si fue borracho a la filmación para soportar el rodaje de esa película que sabe que es mala, o si el personaje era borracho. Pero como es apta para todo público, no se lo ve tomar alcohol, entonces simplemente actúa como borracho.

El final es vergonzoso. Las explosiones en la película parecen hechas por un alumno de segundo año, son unos efectos digitales lamentables que realmente dan angustia y el espectador piensa que espera que el cine nacional mejore, porque si no, estamos en el horno. Dentro de estos efectos Hay una sola explosión que parece real, pero los demás momentos son absolutamente ridículos no solo a nivel de guion, sino a nivel técnico. No el ridículo que da gracia como algunas películas de Adam Sandler o Tonto y Retonto, sino el ridículo que uno hace facepalm, que se golpea la mano en la frente. 

Por ejemplo, en un momento entra Paolo en los dos minutos que sale en la película, que por algún motivo no puede frenar en la motoneta, choca con un restaurante, se abre un caño de gas y toda la gente sale porque tiene miedo de que haya una explosión. Pero la gente cuando sale, lo hace riendo, como si se estuvieran divirtiendo En vez de salir con cara de preocupación, eso significa que están mal dirigidos, lo cual es imperdonable; porque supongamos que sale mal la escena, el director tiene que decir: “bueno, retoma dos, a ver muchachos, están por morir, salgan con cara de preocupación, no matándose de risa” y se repite la filmación de inmediato, entonces el hecho de no hacerlo denota una falta de compromiso por hacer las cosas bien, y como que no importó; encima la cosa empeora en esa escena. Uno de los personajes se pregunta ¿qué es lo que pasa? Algunos dudan si hay gas o no, y está supuestamente todo el restaurante lleno de gas. Entonces, ¿qué hace el personaje de Mariano Iúdica? Saca un encendedor y prende un habano, eso es lo máximo de la estupidez. En otro contexto podría dar gracia eso, como en Zoolander, pero esta es una película que se basa en las estupideces que hacen los protagonistas donde las mismas no dan gracia. Entonces prende el habano y ¿qué sucede? Obviamente al prenderlo explota el restaurante, pero lo increíble de malo en cuanto a efectos y lógica es que la bola de fuego de la explosión viene de adentro del restaurante, mientras Mariano está afuera. ¿Cómo explota desde adentro prendiendo una chispa afuera? No tiene sentido alguno, pero no solo eso, sino que además visualmente la explosión es vergonzosa, claramente con efectos digitales de fuego sobre impresos sobre el edificio, y se ve que no se rompe nada en este. No se puede creer que uno ve una explosión enorme y después se ve el restaurante normal sin haberse roto; mínimo se tendría que haber caído las paredes. Hasta un chico se da cuenta que le han puesto el fuego sobre la imagen. 

Realmente, es una película mala. ¿Tiene algunas risas? Sí, en el cine se ve que los chicos de cinco años eran los que más se reían cuando había alguna cosa estúpida, o sea, es una comedia que a pesar de que legalmente es apta para todo público, filosóficamente es: solo apta para niños de 5 años.


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