Crítica de Kingsman El Servicio Secreto por Cristian Olcina


Kingsman el Servicio Secreto


Un regreso espiritual del James Bond de Roger Moore.

Por Cristian Olcina


Kingsman es una película que retoma un estilo abandonado por las películas de James Bond y rejuvenece el espíritu de aventuras, de humor ligero, y de uso de determinados gadgets que hacen al trabajo de espía cinematográfico. Las tres últimas películas de James Bond con Daniel Craig, han negado ese estilo, quizás mejor desarrollado en el período de Roger Moore, para dar lugar a filmes más realistas más dramáticos y mucho más sórdidos. Eso hace que, si bien es cierto Casino Royale y Skyfall han sido consideradas las mejores películas de la agente británico; en cierta forma han matado parte del legado de James Bond. Esta película resucita ese legado y nos encontramos con un film que se reconoce asimismo tomando ese camino con auto referencias marcadas, con un villano megalómano y poderoso que quiere destruir el mundo y con una serie de agentes que no sólo se van a valer de un radio transmisor y una pistola, sino también de granadas escondidas en encendedores, armas de todo tipo, zapatos que tienen cuchillos y una dosis de humor británica que hace el espíritu de aventuras de este fin de espías sea muy marcado. El film tiene una enorme producción y curiosamente parece mucho más británica que las películas de James Bond;  aun cuando estas también vienen de las mismas latitudes, lo que pasa es que la franquicia del espía más famoso, tiene coproducción con Hollywood generalmente y eso hace que en cierta forma copie su estilo.



El filme tiene una sensación a ser el comienzo de una franquicia dado que tiene una estructura con cierta reminiscencia a la película El Padrino donde un agente con muchísimos años de experiencia  y una gran habilidad habiendo llegado al tope de su calidad de espía, entrena a un joven aprendiz, el cual claramente va a ser su legado y en cierta forma su reemplazo. Las interpretaciones son muy correctas por parte de Collins Firth y de este actor desconocido llamado Taron Egerton que al igual que en El Padrino termina siendo más protagonista que el actor más reconocido. La dirección del film es muy correcta y logra entusiasmarnos y sorprendernos con algunas de las escenas de lucha cuerpo a cuerpo, quizás con algún adminículo de ayuda, o en el caso de una de las villanas, con unas piernas ortopédicas que son como cuchillas. Las coreografías de las luchas están muy bien logradas y nos hacen pasar un muy buen momento.



En algunos momentos la película con su alto nivel de autorreferencia pretende ser un film que supere a otros, haciéndose pasar por más original al no caer en determinados clichés, pero por ser menos trillada, toma algunas decisiones que quizá no sean las mejores. Sobre todo en una escena donde un villano habla sobre lo que haría un villano en un filme de James Bond y para darle la contra termina haciendo algo que atenta contra el espíritu del film y sorprende al espectador de mala manera. Más allá de esos excesos, es un film que se disfruta, que no ha reparado en gastos, está bien interpretado, que recupera ciertas referencias sexuales de las películas de James Bond, algunas muy graciosas por cierto.



Lo que es propio de este filme, que jamás se ha visto en un filme de Bond, son las múltimples secuencias del entrenamiento del novato, algo que está muy bien logrado, con escenas creativas y sorpresivas y que le dan frescura a la película, y ayudan a una correcta presentación de los personajes.
Visualmente muy interesante con buenos efectos aunque algunos ciertamente parecen digitales es una película que pueden disfrutar grandes y chicos pero que tiene un nivel elevado de violencia y bastante gráfica, que le da su calificación de sólo apto para mayores de 16 años. La cual es una calificación correcta. Recomendada para ir a pasar un buen y entretenido rato en el cine.







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